lunes, 25 de abril de 2016

EL DIARIO DE LO INESPERADO

EL DIARIO DE LO inesperado

He aquí el diario de mis anotaciones, y hallazgos, sobre unas increíbles cuevas, cuyas fascinantes pinturas podrían sorprender a cualquier hombre, y maravillar a todo tipo de artistas. Las cuevas de Altamira .Dadas las circunstancias sobre la incertidumbre de este nuevo descubrimiento, me he visto obligado, a realizar este modesto diario, interpretando las pinturas y manufacturas, de estos homínidos paleolíticos.
Como no era de extrañar, me hallaba en mi estudio escudriñando antigüedades, viejos libros y estatuillas, pero en esa ocasión la intriga podía conmigo, y en vez de ello, investigaba unas figuras de bisontes, talladas en piedra y pintadas en un perfecto nivel de realismo. No era una pintura escuálida, por lo tanto ¿Cómo era posible, que una reliquia del paleolítico, se hubiera conservado así? Decidí que regresar a las cuevas y empezar allí mi estudio era lo mejor. Cuando llegué allí pude contemplar, que esparcidos por esquinas oscuras, había restos de huesos, de lo que podía haber sido una caza primitiva. Cerca de los huesos había un pequeño cuenco de piedra. Tan maravillado quedé por los descubrimientos que estaba realizando, que tomé la decisión de responder a todas mis preguntas mediante este gran experimento, me convertiría en un verdadero ser paleolítico.
Me despedí de mi mujer y mi hija y me adentré en el bosque para buscar cuevas vírgenes. Al pasar dos horas caminando, encontré lo que me proponía.
Frente a mí podía ver una cueva de no demasiado tamaño, iluminada por la luz de la luna. Guardé el poco agua que tenía y me dormí.




Primer día en el paleolítico

Me desperté todo lo tarde que la luz natural me permitió. Como era mi primer día y desconocía la situación geográfica, salí temprano a explorar la zona. Pasé por el interior de un bosque, guardé unas ramas secas en un saco y me agarré de un bastón que improvisé con una raíz seca de roble.
Tras otras tres horas subiendo a la cima de la montaña dejaba trozos de mis zapatos por los caminos. Tuve que pararme, desenhebrar los cordones de mi calzado y atarlos alrededor del zapato de tal forma que me aguantaran más tiempo.
Seguí caminando y alcancé la cumbre de la montaña. Admiré los relieves, los caminos, los bosques y el mar. Mentalicé un posible mapa para saber donde debía ir a proveerme de alimento y materiales. Una vez todo en su sitio, el color del sol me indicó que era mediodía y recordé que no tenía ninguna hoguera para calentarme durante la noche venidera. Además no había comido nada desde el día anterior. Bajé de la montaña y me percaté de que al lado de la cueva había una formación de sílex y pedernal. Agradecí a Dios tales rocas, ya que me permitirían obtener fuego y crear herramientas con mayor facilidad.
Estaba anocheciendo, cogí de mi saco las ramas que tenía, e intenté hacer fuego con el pedernal. Tardé alrededor de dos horas en conseguir que la yesca prendiera, y con ella todas las ramas secas.
Durante todo ese día solo me había alimentado de plantas y frutos que encontraba. Mi hambre era atroz. Pero eso no era todo. Desgasté mis manos y energías para obtener el fuego. Pero las ganas de comer, eran superiores al cansancio y al sueño, por lo que me hallaba construyendo una lanza con el bastón de roble y el sílex para el día siguiente empezar a cazar.
Pasada una hora me acosté.



SEGUNDO DÍA EN EL PALEOLÍTICO

Esa mañana, mi voluntad no me podía levantar. Me había despertado, pero mi energía no me acompañaba. Mí calzado únicamente era un impedimento a la hora de moverme, y mis rotas vestimentas en vez de protegerme de lo externo me robaban capacidades.
Cogiendo la lanza que hice, intenté cazar.
El abrasante sol terminó conmigo. Pero a punto de darlo todo por perdido, oí un ruido y me asomé rápidamente. Resultaba ser un conejo, y sin pensarlo más le clavé la lanza. Mi euforia era incomparable a la de ningún otro ser vivo. Por suerte aún quedaba una pequeña llama en la hoguera. Lo dejé todo y me fui a comer el conejo. Dejé también las vísceras para hacer una trampa. Era completamente feliz. Nada podía apenarme. Tras disfrutar de mi caza y relajarme un rato al lado de la hoguera, preparé la trampa con las tripas del conejo.
Mientras esperaba a que algún animal callera, despertó mi naturaleza primitiva, y mi mente se agudizó. Fue entonces cuando relacioné el buen estado de las pinturas de Altamira, con los huesos partidos y el cuenco de piedra que encontré. Era más que obvio. Los neandertales ya tenían descubierto el fuego desde hacía siglos antes de que ellos existieran. Una anterior generación lo había descubierto y los neandertales lo mejoraron. Ya que todos los datos obtenidos se resumían en una cosa, las velas de médula. Por ello no había ningún rastro de hollín en las pinturas de los bisontes. Y, por ello todo estaba en tan buen estado.
Todos esos pensamientos liberaron mi mente, y fue entonces cuando recordé la trampa. Corrí rápidamente hasta ella.
Estaba realmente claro que el Señor me estaba ayudando. ¡Ahora había cazado un zorro!
Quizás ese sentimiento de ayuda, inició las primeras creencias religiosas. Me marché a la cueva, despellejé el zorro y lo cené.



TERCER DÍA EN EL PALEOLÍTICO

Después de todo lo vivido el día anterior, pude sentir, que mi normal vitalidad había vuelto a mí. Era el tercer y último día de mi investigación. Volver a ver a mi hija y a mi mujer se convirtió en mi completa motivación.
Pero la mañana se había levantado muy fría, y ya era hora de cambiar mi ropa. Poco después, se me ocurrió dejar mi agujereado chaqué, y mis rotos pantalones largos, por una cómoda falda de piel de zorro. También sustituí mis negros zapatos sin suela, por unas botas, de hojas de helecho y piel.
Salí a pescar con la lanza, a un golfo cercano. Terminé mi pesca sin ninguna presa. Me detuve. Me senté frente a la orilla, y ver la inmensidad del mar, el reflejo del sol, el movimiento de las olas, y el vuelo de las aves, me hizo sentir que en verdad había algo, algo que nos ayudaba, algo por lo que merecía la pena vivir. En ese momento mi mente se vació de todo pensamiento. Y se me ocurrió. ¿Podía ser cierto que las pinturas estuviesen relacionadas con algo sagrado?
Volví a la cueva donde estuve viviendo durante los tres días. Me manché las manos con la ceniza de la hoguera ya apagada.
Primero, pinté un conejo. En segundo lugar, pinté un zorro. Y, por último dibujé una cruz encima de cada uno.

Cuando salí de la cueva, la mala mañana había cesado. En vez de viento y frío, se respiraba una tarde tranquila y el sol se alzó de entre las nubes. Comprendí que no era una coincidencia. Entendí que los neandertales eran mucho más inteligentes de lo que pensábamos, y sobre todo aprendí lo difícil que sería para ellos el día a día.

JUAN ROCA ARCOS - 1º ESO

lunes, 18 de abril de 2016

LA PREHISTORIA - DIARIO DE UN ALUMNO

Diario: El Paleolítico                                   Pablo Tobalina López - 1º de ESO

1º día
Me desperté cuando salió el sol y saludé a mi compañero Jack que estaba afilando un bifaz. La noche anterior encontramos una cueva amplia en la que cabíamos todos nosotros y de esa manera, estuvimos protegidos de los peligrosos animales que atacaban por la noche.
Cuando amaneció hacía mucho frío. Cogí dos piedras y empecé a golpearlas para hacer el fuego. Con el ruido de las piedras, desperté a toda la tribu y se pusieron a trabajar. Unos cosían pieles para protegerse del frío, otros pintaban animales en las paredes y nosotros fuimos a cazar. No nos queríamos ir muy lejos por si perdíamos la cueva.
De repente, escuchamos un ruido de ramas rotas detrás de unos árboles y fuimos para ver qué era. ¡Un mamut!
Llamamos a toda la tribu y corrimos a por él. Le lanzamos piedras y lanzas y acabó cayendo. Recogimos su carne y sus pieles. Cuando llegamos a la cueva, nos pusimos a comer y cuando terminamos, cortamos las pieles para fabricar nuevas prendas.  Antes de que anocheciera, fuimos a un río cercano a la cueva para beber agua. Volvimos a la cueva para dormir.

2º día
Decidimos quedarnos en la misma cueva porque ya teníamos comida suficiente. Aun así, algunos salieron a recolectar frutos y agua porque al día siguiente, buscaríamos otro sitio donde quedarnos.
Jack y yo fuimos a recoger frutos y mientras lo hacíamos estuvimos hablando de no cambiar de cueva. Cuando regresamos, le dijimos al líder lo que habíamos comentado y nos dijo que ya lo decidiríamos al día siguiente.

3º día
Me despertó el líder con prisa porque decidió que teníamos que buscar otro sitio donde protegernos. Yo llevaba mucho peso encima y a pesar de todo, caminamos mucha distancia hasta que por fin encontramos un río.
Como no encontramos ninguna cueva, nos quedamos sentados en la orilla del río.

El jefe dijo que teníamos que hacer un poblado y quedarnos allí. Nos encontramos con otro grupo y decidimos juntar nuestras tribus. ¡Creamos un poblado enorme!



miércoles, 13 de mayo de 2015

"ESCUCHANDO MIS TRIPAS"

UN LIBRO DE PEPA HORNO


No te pierdas la gran aventura de aprender, un libro que te inundará al leerlo. Gracias Pepa por el regalo que nos brindas.



Escuchando mis “tripas”: Programa de prevención del abuso sexual en Educación Infantil © Boira Editorial, 2013 Más información y descarga gratuita: www.boiraeditorial.com - See more at: http://www.pepahorno.es/libros-publicados/#sthash.NUScZYt3.dpuf



El maltrato infantil, y el abuso sexual en particular, es una realidad en nuestra sociedad. Y sin embargo tememos hablar sobre ella a los niños y niñas, tanto en nuestras familias como en las escuelas. Entre otras cosas, porque a menudo no sabemos cómo. Falta formación y existen pocos materiales específicos para poder hacerlo, sobre todo con los niños y niñas más pequeños.
El programa “Escuchando mis ‘tripas’” es una propuesta didáctica de prevención primaria del abuso sexual infantil en niños y niñas de tres a seis años.
La he ido elaborando y consolidando a partir de la experiencia directa en estos años en el trabajo de prevención con familias, con los niños y niñas y con los profesionales y de mi colaboración en la campaña “Uno de cada cinco” del Consejo de Europa, cuya impulsora, Elda Moreno, Jefa del Servicio de Igualdad y Dignidad Humana del Consejo de Europa, me ha hecho el regalo de prologar este libro.
El trabajo de prevención, en todos los casos, pero especialmente en la población a la que va destinada este programa, es decir, los niños y niñas de tres a seis años, debe dirigirse a su inteligencia somato-sensorial (que, en el marco del programa, se denomina “tripas”), para dotarles de recursos vivenciales y corporales desde los que percibir la violencia, les llegue de quien les llegue, sea adulto o niño, hombre o mujer, parte de su familia más cercana o no. Los niños y niñas tienen que aprender desde el principio a no justificar la violencia, a nombrarla como tal, a reconocerla en las sensaciones físicas que les genera, a no permitir que sus “tripas” se retuerzan de miedo o dolor generando en ellos emociones de impotencia, rabia o indefensión. No pueden crecer creyendo que la violencia es una parte inevitable de las relaciones afectivas y que determinadas formas de abuso de poder son incluso válidas o legítimas. Ese es el primer paso para erradicar la violencia en todas sus formas y variantes.
En el programa se parte de los mismos bloques de contenidos temáticos:
1. Afectividad y violencia.
2. ¿Cómo hablar a un niño o niña sobre abuso sexual?
3. Algunos mensajes clave.
Y propone tres metodologías diferentes:
1. Para la formación de profesionales.
2. Para las familias que deseen abordar el tema con sus hijos e hijas.
3. Para los educadores que quieran trabajar el tema en el aula con los niños y niñas de tres a seis años.
Mi objetivo al escribir este programa es trasladar una herramienta práctica y eficaz a los educadores y las familias que quieran abordar este tema con los niños y niñas. Quería que fuera de fácil difusión, para que cualquiera pueda acceder a él. Por ello se puede descargar de forma gratuita en la página web de la Editorial Boira. También se puede comprar en papel encargándolo en cualquier librería.
Espero que os resulte útil y contribuya a convertir un tema tabú para muchas personas en un tema esencial del proceso educativo de nuestros hijos e hijas. Porque formarles sobre ello (y a nosotros mismos y los profesionales que trabajan con nuestros hijos e hijas previamente para poder hacerlo) es la única protección real que podemos ofrecerles.

martes, 12 de mayo de 2015


EL CONFLICTO


El conflicto, entendido como cualquier situación en que dos o más partes quieren cosas distintas, es un elemento natural de la vida. Los niños y niñas necesitan aprender a gestionar los conflictos de una manera constructiva, y para eso es conveniente que demos ejemplo quienes somos sus personas adultas de referencia. Existen maneras de crear una conexión más auténtica incluso en medio de los conflictos, solamente necesitamos aprenderlas y practicarlas.

Con esta intención recomendamos este mes el libro Ser padres desde el corazón de Inbal Kashtan, que muestra una manera compasiva y a la vez poderosa para resolver conflictos y crear conexión en especial dentro de la familia, y en general con niños y niñas de diversas edades. Con ideas claras y sencillas y ejemplos abundantes, podemos ver nuevas maneras de relacionarnos que nos enriquezcan a todas las personas.




Libro Ser padres desde el corazón de Inbal Kashtan
Inbal Kashtan, una formadora de Comunicación No Violenta, recogió en Ser padres desde el corazón una presentación de los diversos usos de la Comunicación No Violenta en la educación de los niños y niñas. Con muchos ejemplos y con ejercicios para practicar las distintas propuestas, es un libro para leer y releer, mostrando lo profundo desde la sencillez.




jueves, 6 de marzo de 2014